Según la Organización Panamericana de Salud, la carga de cáncer aumentará en un 60% durante los próximos 20 años. Es innegable que la noticia de un diagnóstico de cáncer afecta fuertemente al paciente oncológico y a sus seres queridos. Desde ese momento, ellos entran en una nueva etapa donde virtualmente todos los aspectos de su vida cambian a raíz de su diagnóstico.
Tras reconocer esto, también es importante mencionar que un diagnóstico de cáncer afecta a todos los actores involucrados, incluyendo a los doctores que deben dar las noticias y el equipo médico que atiende al paciente. Aunque los profesionales del sector cuentan con todas las herramientas necesarias para ayudar a sus pacientes, esto no los absuelve de sentir también el impacto emocional de tratar con personas afligidas y con dolencias.
Un estudio realizado en un hospital en Ciego de Avila, Cuba, confirmó estos síntomas. Los resultados revelaron que las enfermeras del servicio de oncología sufrían de burnout, mientras que el resto de los profesionales oncólogos tenían altos índices de estrés provenientes de agotamiento emocional.
Y, aunque muchos oncólogos aplican la psicooncología para que sus pacientes aprendan a llevar emocionalmente sus síntomas de cáncer de seno, se habla poco o nada de la gestión emocional que debe tener el personal de salud que trata al paciente.
Para conmemorar el mes de cáncer de seno y sus brillantes profesionales, en Colorchain queremos hacer énfasis en la importancia del autocuidado. Es por esto que exploraremos a fondo estrategias recomendadas por oncólogos para que otros colegas cuiden su salud mental también.
Sentir sus emociones sin restricciones
Es evidente que un doctor debe cuidarse a sí mismo para cuidar bien de otros, sobre todo en cuanto a salud mental. Esto aplica especialmente para los oncólogos cuyos pacientes—de hecho el 80% de ellos—a menudo sufren de problemas de salud mental tras un diagnóstico. Además, el 90% de los doctores dicen que esto tiene un impacto significativo en los resultados de salud del paciente.
Es por esto que, quienes ejercen en el sector deben saber lidiar con sus sentimientos para atender exitosamente a los pacientes, tanto profesional como personalmente.
Poder sentir e identificar sus emociones en cara a las situaciones adversas que atraviesan sus pacientes parece ser un talento extra que deben poseer los oncólogos y sus equipos. A pesar de esto, debemos reconocer que todos somos humanos y no estamos exentos de afecciones emocionales en el ámbito laboral.
El resistir y evitar gestionar sus propias emociones solo podría empeorar el estrés y el burnout en los profesionales oncólogos, incluso convirtiéndolos en síntomas crónicos. En un estado avanzado, esto se podría traducir en fatiga, insomnio, problemas cognitivos y hasta gastrointestinales. Adicionalmente, podría aumentar la depresión, ansiedad e ideaciones suicidas.
Saber sentir sus emociones es darse un espacio diario o semanalmente para expresarlas o simplemente dejarlas ser, según lo necesite. El personal de salud puede hacer esto tanto en compañía como en soledad, dependiendo de lo que mejor se ajuste a su manera de asimilar sus sentimientos, o idealmente buscar ayuda psicológica.
Practicar el autocuidado social
Un artículo publicado recientemente en Medscape cuenta las experiencias con la salud mental de varios oncólogos. Uno de los doctores expresó la importancia de practicar el autocuidado social al trabajar con pacientes de cáncer.
Escuchamos mucho sobre el autocuidado, pero su lado social significa establecer un sistema de apoyo sólido y recurrir a él para la gestión emocional. Este sistema involucra tanto familiares como amigos que estén presentes en nuestras vidas de manera positiva, y a quienes acudimos en momentos difíciles para contextualizar y curarse de estas situaciones adversas.
Estas comunidades ofrecen equilibrio, y no se reducen simplemente a personas externas al trabajo. Uno de los oncólogos de la nota para Medscape también expresó lo vital que es conectar con colegas del trabajo, conversar sobre las emociones e incluso recomendar ayuda profesional cuando sea necesario.
Tanto como se recomienda construir un sistema de apoyo para el paciente oncológico con sus seres queridos, los profesionales deben hacer lo mismo entre sí mismos. Atravesar diagnósticos complicados es más llevadero si se hace en conjunto, y estar en diálogos constantes durante la práctica también ayuda a disminuir el desgaste emocional que es común en el personal del sector.
La salud mental cada vez toma más prevalencia para los profesionales de la salud. Mientras los oncólogos deben hacer su mejor esfuerzo para demostrar fortaleza ante la intensidad de un diagnóstico de cáncer, debemos empezar a reconocer las dificultades de esta tarea y priorizar mejorar el apoyo psicológico que se les brinda. También, es vital no callar y expresar libremente las aflicciones emocionales para que no avance su severidad.
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